Un nuevo estudio sobre el Hobbit de Flores aboga por la postura de que se trata de una nueva especie, Homo floresiensis, y no de un Homo sapiens con microcefalia.
En el periódico Milenio se dice:
La guerra de posturas se ha alargado por años, y en esta ocasión es Dean Falk, paleoneuróloga de fama mundial y directora del departamento de antropología de la Universidad Estatal de Florida, la que cree tener en sus manos la salva final. Para esta experta, homo floresiensis, nombre que se le dio al Hobbit, sí pertenece a una especie distinta.
¿En qué basa su afirmación? Nada menos que en modelos virtuales del cerebro, construidos en tres dimensiones usando una computadora. Sus modelos son muy detallados y se construyen a partir de una cuidadosa medición del interior de los cráneos.
Falk y su equipo usaron su computadora para reconstruir virtualmente diez cerebros humanos normales, así como otros nueve cerebros humanos pero pertenecientes a personas que padecieron microcefalia.
El estudio que hace estas comparaciones se publicó en la edición de este lunes de los Proceedings of the National Academy of Sciences, y todo hace suponer que las conclusiones causarán revuelo entre los paleoantropólogos.
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En la nueva investigación, Falk y su equipo definieron una serie de características comunes a los cerebros normales y a los cerebros microcefálicos. Luego aplicaron las técnicas a otros dos ejemplares: un enano y el cráneo del Homo floresiensis hallado en Indonesia.
¿La conclusión? El cerebro del enano poseía características propias de los cerebros microcefálicos, mientras que el del Hobbit presentaba “todas las características estructurales cerebrales de un cerebro humano normal”.
Por sus rasgos, el cerebro del humanoide debe ubicarse a un lado de los cerebros normales, dijo Falk. Pero esto no significa que coincida con todo en los rasgos de los cerebros normales: el cráneo del Homo floresiensis tenía características no visibles ni en los microcefálicos ni en los normales.
Los científicos compararon partes del lóbulo frontal, del lóbulo temporal y de la región occipital (posterior) del cerebro. Concluyeron que no es un cerebro microcefálico sino verdaderamente un cerebro avanzado, aunque algunos de estos avances lo llevaron en una dirección distinta a la de los humanos modernos.
“Estas conclusiones tienden a confirmar la tesis del homo floresiensis según la cual se trata de una especie humana diferente del hombre moderno y podría además servir para diagnosticar casos de microcefalia hoy”, escribieron los investigadores.
De acuerdo con Falk, entre lo más interesante está el hecho de que el humanoide, también conocido como LB1, “tiene un cerebro altamente evolucionado. No se volvió más grande; se reconectó y reorganizó, y eso es muy interesante”.
Pero Robert Martin, que ya publicó dos papers en favor de la teoría del sapiens microcefálico, se queja en MNBC de las muestras de microcefálicos que usó el equipo de Falk: "Están siendo un poco traviesos con esto, cuatro de los nueve microcefálicos no eran adultos".
Más lecturas
-John Hawks publicó una entrada en su blog sobre el tema, también el Paleofreak, y The Loom.
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