La antropóloga Pat Shipman ha escrito un interesante artículo sobre evidencias de domesticación de perros durante el período auriñaciense . Más específicamente en Francia, en la cueva Chauvet, hace unos 26 mil años. Según cuenta, en esa cueva hay excelentes pinturas rupestres, pero ninguna muestra lobos. Pero lo interesante son unas huellas preservadas de un niño de no más de un metro 30 de altura, acompañadas por las de cánidos y osos. Michel-Alain Garcia, del tre National de la Recherche Scientifique en Nanterre, descubrió que uno de los rastros de huellas de cánido parecen acompañar a las del niño. Esas huellas de cánido tienen el dedo medio de la pata más corto, una característica de los perros, o sea cánidos domesticados. La interpretación es que el niño podría haber explorado la cueva junto con el perro. Se descubrió también carbon de antorcha que tendría 26 mil años, asociado a las huellas. O sea que podría ser ya una práctica habitual en el auriñaciense la domesticac