Muy interesante me resultó una nota del boletín de Fundación Atapuerca, en la que cuentan la colaboración de un equipo de Atapuerca con otro de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, donde yo estudié. Conversando con el Dr. José Luís Lanata a propósito de la visita de Eudald Carbonell a la Argentina, me había comentado el intercambio, pero recién ahora leo sobre qué trató el cruce de investigaciones, aquí les pego una parte del artículo:
Este proyecto, titulado “Identificación del tratamiento de restos de vertebrados en sitios arqueológicos. Variabilidad taxonómica, ecológica, cronológica, tecnológica, cultural y social” es diseñado por J. Carlos Díez y propone la estancia de varios investigadores primero en España y después en Argentina. El objetivo consiste en estudiar la transformación de las materias duras animales dentro del circuito social, tecnológico y simbólico. Es decir, conocer el uso de los recursos en función de parámetros económicos, sociales y evolutivos, intentando discernir el grado de desarrollo de los grupos y de sus acciones, y evaluar en qué medida éstas dependen del clima y medio externo, del concreto animal considerado, de motivaciones inmediatas o diferidas, de factores de cohesión o de ruptura social, y dar explicaciones de los cambios a través del tiempo.
Durante un mes, tres investigadores bonaerenses, trabajan en la Universidad de Burgos; y posteriormente, en septiembre, Carlos Díez, Rodrigo Alonso y Marta Navazo se desplazan hasta la capital argentina para continuar el trabajo. La intensidad de la experiencia sobrepasa los límites científicos: hemos conocido otros métodos de trabajo, otros paisajes, otras culturas, etc. A la vez se han descuartizado varias decenas de animales, con materias primas de ambos lugares, y ahora una vez realizados los experimentos, es a través de la red, como empezó todo, como estos investigadores continúan su labor de investigación, interpretación, discusión y difusión de los resultados.
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