Basándose en un estudio comparativo, los científicos de la Duke University y la Universidad de Zurich, descubrieron que los orangutanes confinados a la parte de Borneo donde el suministro de alimentos se agota con frecuencia, podrían haber evolucionado, a través de un proceso de selección natural, hacia un cerebro de menor tamaño que los de sus parientes orangutanes que habitan la más opulenta isla de Sumatra.
Estos descubrimientos “sugieren que, temporariamente, la escasez inevitable de comida podría seleccionar por un decrecimiento en la dimensión del cerebro, tal vez acompañado por sólo un pequeño decrecimiento en el tamaño corporal”, dicen Andrea Taylor y Carel van Schaik en el artículo publicado en el Journal of Human Evolution.
“El estudio sugiere que los animales que enfrentan períodos de escasez incontrolable de comida pueden enfrentarlo reduciendo sus requerimientos energéticos para uno de los órganos que más consumen en su cuerpo: el cerebro”, dijo van Schaik en Science Daily.
“Esto nos acerca a una buena teoría ecológica de la variación del tamaño cerebral, y por ende de las condiciones de la evolución cognitiva”, agregó. “Tal teoría es vital para entender qué ocurrió durante la evolución humana, donde, relacionado con nuestros ancestros, nuestro linaje triplicó la expansión del tamaño cerebral en unos pocos millones de años”.
Taylor y van Schaik también relacionan este estudio con el famoso hobbit de la isla de Flores, el bautizado Homo floresiensis, que tiene un cerebro mucho más pequeño que lo normal. Dicen que una presión evolutiva similar a la que ellos vieron en los orangutanes pudo haber ocasionado que tuviesen tan pequeños cerebros estos homínidos que vivieron hace 18 mil años.
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