El éxito de nuestra especie podría deberse a la gran capacidad que tenemos de digerir alimentos con alto contenido de almidón, como las papas por ejemplo.
Un grupo de investigadores ha medido la presencia de copias de un determinado gen, responsable de la producción de una enzima relacionada con la digestión del almidón, en distintos grupos de primates y seres humanos.
En comparación con los primates, los humanos tienen muchas más copias de un gen esencial para descomponer los almidones, informaron en la publicación Nature Genetics.
Durante la mayor parte del día un gorila no hace otra cosa más que comer. En cambio, los seres humanos tenemos una dieta más amplia; en gran medida constituida por vegetales, pero de gran contenido calórico. Esto nos proporciona muchas ventajas sobre otros primates. Una de ellas, tiempo. No tenemos que dedicar tantas horas a la recogida, masticación y penosa digestión de alimentos abundantes aunque poco calóricos. A los humanos nos basta con tomar un poco de arroz, trigo, maíz o patatas.
Esto es debido a que en la saliva (y también en el pancreas) generamos una enzima denominada amilasa, que reduce el almidón de los alimentos a azúcar. La generación de esta enzima está directamente relacionada con la presencia de un gen, el AMY1. Cuantas más copias de este gen dispongamos más fácil nos resultará la producción de amilasa. En comparación, los chimpancés y los bononos (un tipo de mono) tienen tres veces menos copias de ese gen que nosotros; y, por tanto, una producción de amilasa muy inferior.
Los almidones son ricos en calorías y éstas, a su vez, pueden haber sido cruciales para la alimentación y desarrollo del cerebro humano haciéndolo más grande, señalan los autores del informe de
Previamente, los expertos se habían preguntado si la carne en la dieta era la respuesta al éxito de la raza humana en el planeta. Sin embargo, el doctor Nathaniel Dominy -responsable del estudio- y sus colegas señalan que esto no es probable.
"Incluso cuando se observa a hombres modernos que son cazadores y recolectores, la carne constituye relativamente sólo una pequeña fracción de su dieta. Creer que hace dos o cuatro millones de años, un animal de cerebro pequeño y torpemente bipedal podía adquirir alimentos de una forma eficiente, incluso hurgando en la basura, no tiene sentido", añadió.
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