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Por qué perdimos el pelo y otros temas más

Les comparto los últimos artículos que escribí en otros lados:

"¿Por qué perdimos el pelo del cuerpo?". Futuro, Página 12.

El ser humano es uno de los pocos mamíferos que no tienen pelaje y es el único primate que no está cubierto de vello corporal. Para conocer el porqué de esta aparente anomalía debemos adentrarnos en el pasado evolutivo de nuestra especie y en los cambios adaptativos que la fueron formando

"Genealogía de la nariz". Futuro, Página 12.

image  Una de las primeras partes de nuestra anatomía que nos enseñan a identificar, cuando somos bebés, es la nariz. El juego típico consiste en pedirle al bebé que identifique la nariz, ya sea en el rostro del que se lo pide, o en el suyo. Y no sin razón, ya que es una de las facciones que más destacan dentro del rostro. Las hay largas, respingadas, achatadas, anchas, puntiagudas, etcétera. Los científicos han especulado largo y tendido sobre por qué vienen con tanta variedad, y la razón parece estar más adentro del cráneo que en la parte visible de la nariz.

"Cuando empezamos a caminar". Futuro, Página 12.

Uno de los momentos estelares en la evolución humana es la aparición del andar bípedo. Hasta ahora tan sólo se habían descubierto algunas piezas del rompecabezas que permitiría dilucidar cómo y cuándo nuestros antepasados comenzaron a andar en dos patas. Algo que parece muy sencillo, pero que a la vez es muy extraño en la naturaleza.

"El secreto de sus dientes". Futuro, Página 12

Los australopitecos, parientes de nuestro género humano de más o menos tres millones de años atrás, son unas criaturas enigmáticas para la ciencia: todo lo que sabemos y queremos saber sobre ellos hay que inferirlo de sus huesos fósiles. Efectivamente, en ellos buscamos el origen de la forma en que caminamos hoy en día; en ellos buscamos el origen de las estrategias alimentarias que nos definieron; y es en ellos que buscamos ahora el origen de algunos comportamientos sociales que marcaron a nuestros antepasados.

"Cultivar no era más productivo que cazar". Futuro, Página 12.

A quien se le pregunte, dirá que es más productivo cultivar que dedicarse a cazar y recolectar para conseguir alimentos. Incluso en siglos pasados, las naciones colonizadoras basaban su supuesta superioridad en el hecho de que ellos trabajaban la tierra, mientras que los nativos que encontraban se dedicaban a recolectar lo que la naturaleza les proveía, el resto del tiempo lo pasaban panza para arriba. Por ende, si cultivar es más productivo, entonces ésa debe ser la razón por la cual nuestros antepasados comenzaron a hacerlo. Pero, ¿qué hay de cierto en esto?

"La extraña isla de Flores". Futuro, Página 12.

Entre Australia y el rincón sudeste del continente asiático hay miles de islas. Una de esas islas, repleta de montañas y vegetación, tiene un pasado digno de una novela de Julio Verne o de una película clase B de los años ’40. Se trata de la isla de Flores, perteneciente a Indonesia. La isla saltó a la fama en 2004 porque en una de sus cuevas se descubrió una especie humana tan distinta de nosotros y tan reciente que generó un debate intenso durante años en el mundo paleoantropológico. A este humano de hace 18 mil años que no pasaba el metro de altura sus descubridores lo apodaron el Hobbit de Flores, en honor a esos humanos del tamaño de niños de El señor de los Anillos, la obra de J. R. R. Tolkien llevada al cine hace pocos años.

Comentarios

Anónimo dijo…
Muchos temas. Me gustaría comentar dos de ellos:
1. En cuanto al pelo: sin descartar los argumentos referidos a la refrigeración, podríamos añadir el hecho de que coincide nuestra distribución de la grasa corporal con los cetáceos (ver J. E. Campillo Álvarez "La costilla de Eva"), a los que se nombra precisamente en el artículo.
2. En cuanto a la agricultura: es un tema muy complejo, pero la productividad debe ser medida en relación a la percepción y expectativas del sujeto productivo. La ganacia puede ser entendida en otros muchos términos que la simple biomasa obtenida para el consumo. Como se señala en el artículo, las primeras comunidades agrarias practican economía de amplio espectro, donde el cultivo es complementario. Es lo que ocurre con muchas sociedades actuales que practican (o practicaban hasta hace poco) la agricultura de tala y roza. Dichas sociedades se caracterizan por relaciones, en general, bastante sencillas. La complejidad aparece cuando se implanta la agricultura como base de la economía en ámbitos pobres en otros recursos (valles en zonas áridas y muy áridas de Mesopotamia, por ejemplo). Se puede objetar que las primeras ciudades aparecieron en épocas muy tempranas y precisamente en el margen de los valles mesopotámicos. Pero también se puede decir que dichas ciudades no aparentan relaciones de estratificación. Bueno, da para escribir mucho más. De todos modos, en cuanto a la relación agricultura-energía recomiendo el libro de L. Tyrtania "Evolución y sociedad. Termodinámica de la supervivencia para una sociedad a escala humana." y para quien no lo conozca, el clásico M. Sahlins "La economía de la Edad de Piedra".
Anónimo dijo…
En el comentario anterior hay un error, pues el libro de J.E. Campillo es "La cadera de Eva", no la costilla (con el juego de palabras me quedé a medias).

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