Los chimpancés no necesariamente viven donde los biólogos creían que lo hacían. ¿Y esto qué nos importa? Como siempre, nuestros parientes más cercanos tienen mucho que enseñarnos sobre cómo y dónde vivían nuestros antepasados homínidos. Para estudiar dónde vivían los neandertales, que son los homínidos extintos sobre los que más información tenemos, los científicos se valen de los mismos modelos predictivos que se utilizan para los chimpancés, que se ha comprobado que son inexactos.

Esos mismos modelos que se basan en las supuestas
preferencias de hábitat ecológicos se utilizaron para analizar dónde podían
llegar a vivir los neandertales u otros homínidos extinguidos.
Un nuevo estudio publicado en Biological
conservation, describe justamente evidencia sobre la distribución geográfica
de los chimpancés de la República Centroafricana. Un examen de la región al
este del río Chinko encontró las poblaciones de chimpancés allí, y no al oeste
del río, donde los biólogos creían que sería el lugar ideal para que ellos
vivan.
Los biólogos a veces se basan en modelos predictivos en base
al tipo de alimentos que suelen consumir una determinada especie, y allí los
ubican, pero aquí vemos que no siempre una especie está donde se cree que sería
su hábitat ideal, sino que incluso pueden estar en regiones que se creía inadecuadas.
Según los resultados
que arrojaron este último estudio, unos 57 mil kilómetros cuadrados de selva
que varios modelos predictivos estimaban que serían habitados por chimpancés,
no tienen a ni uno de nuestros parientes primates.
Los primates se caracterizan por haber sido muy adaptables a
lo largo de su historia evolutiva, y los chimpancés no son la excepción, pueden
adaptar su estilo de vida a diversas condiciones ambientales.
¿Qué es lo que más les gusta a los Neandertales?
Para saber qué hábitat prefieren los neandertales, los
científicos primero mapean todos los yacimientos conocidos. Justamente esta
especie de humanos extinguida es sobre la que más información tiene los
paleoantropólogos. Todo lo que se sabe sobre esos yacimientos, es decir cómo
era el clima en su tiempo, que tipo de vegetación había en la zona, y cuál era
su fauna, lo que sería el hábitat.
Obviamente, en especies de homínidos extintos sobre los que
apenas conocemos un yacimiento, la información es muy poca, y la especulación
mucha. Si se cuenta con muchos sitios paleantropológicos, como es el caso de
los neandertales, se puede pintar un cuadro más amplio sobre las preferencias o
tolerancias de la especie en cuestión. Con toda esta información, uno puede
predecir en qué región podría o no haber vivido el homínido elegido.
El problema que surge es justamente el mismo que le ocurrió
a los biólogos que estudian a los chimpancés a los que pueden observar in situ
hoy en día. No viven en gran parte de las regiones en las que se predijo que
vivirían, y sí lo hacen en zonas que se creyó que no eran aptas para
poblaciones de chimpancés.
Nuestros antepasados no eran sedentarios, eran nómades,
dónde vivían podría haber sido episódico y pudo haber fluctuado a lo largo del
tiempo. Donde sí los hemos encontrado, por los yacimientos descubiertos, puede
ser incluso que no fuese más que un lugar de paso, no necesariamente una guía
de qué preferían y qué toleraban.
Vía: John
Hawks Blog
Comentarios