Un gen que regula el crecimiento cerebral en los humanos modernos podría haber sido una donación de los neandertales, según un nuevo estudio.
Un grupo de genetistas del laboratorio de Bruce Lahn, de la Universidad de Chicago, reportan, en la última edición del Proceedings of the National Academy of Sciences, que al menos un gen habría cruzado el puente evolutivo que divide a las especies Homo sapiens y Homo neanderthalensis. El grupo analizó el orígen del gen llamado microcephalin, que está relacionado con el crecimiento cerebral.
El año pasado el mismo equipo había reportado que la variante de ese gen presente en el 70% de la población actual, tendría su origen hace unos 37 mil años. El gen se habría esparcido con gran velocidad a lo largo del globo, según dicen los científicos. La variante, conocida como haplogrupo D, fue favorecida por la selección natural, pero a la fecha nadie está seguro de su función.
En el estudio, los autores analizan genes microcephalin de 89 personas de diferentes partes del mundo. Descubrieron que el haplogrupo D difiere tantos aspectos de otras versiones del microcephalin que debería haber aparecido hace muchísimo tiempo, más de un millón de años, según sus estudios estadísticos. Si bien recién apareció en los humanos modernos hace unos 37 mil años.
El grupo de genetistas concluye entonces que el escenario más factible para su aparición habría sido un cruzamiento entre los primitivos Homo sapiens y algún otro homínido extinto que era portador del haplogrupo D, y el que se lleva los números sería el Hombre de Neandertal. Recordemos que para esa época, 37 mil AP, ambas especies se encontraban conviviendo en gran parte de Europa y Medio Oriente. Estudios recientes incluso ubican en esos años la posible cruza entre ellos.
“El haplogrupo probablemente era suficientemente benéfico como para esparcirse de forma rápida en las poblaciones de humanos modernos”, dice Lahn. También dijo que no saben que ventajas habría tenido, pero que podría haber hecho a los Homo sapiens más capaces de adaptarse a los medio ambientes de Eurasia, que los neandertales venían ocupando miles de años antes de los recién llegados.
El gen habría pasado de una a otra población por una forma de flujo génico llamada introgression. O sea cuando dos poblaciones relativamente aisladas tienen un intercambio de genes. La introgression implicaría un pequeño número de genes, al contrario de la hibridación, en la cual se intercambiarían muchos genes y características. En este caso los científicos llaman introgression adaptativa a lo ocurrido, ya que el gen se habría movido de una población a otra por sus ventajas selectivas.
Cito al diario español El País (que aporta algunos datos más):
“Lahn ha reparado en que el haplotipo D tiene una estructura muy extraña. Por un lado, todos los haplotipos D son casi idénticos en las personas que los llevan, como cabe esperar por su reciente propagación.
“Pero si uno lo compara con cualquiera de los otros 85 haplotipos existentes en la población actual, la diferencia es tan enorme que el haplotipo D parece pertenecer a una especie distinta: un homínido que llevaba separado de nuestro linaje un millón de años. Pero que se cruzó con él al menos una vez hace 37.000. El único que cuadra con esos datos es el neandertal, y eso es lo que proponen Lahn y su equipo en su último trabajo (PNAS, edición electrónica). ¿Quiere decir esto que los neandertales nos pasaron uno de los genes clave que dispararon el gran salto del Paleolítico Superior, la marca arqueológica de la creatividad humana?
"Nuestros datos indican que los neandertales u otra especie humana arcaica, nos pasaron una nueva variante del gen microcephalin" responde Lahn a EL PAÍS. "Teniendo en cuenta la función sumamente crítica que este gen tiene en el desarrollo del cerebro, es razonable proponer que esa nueva variante condujo a una función cerebral mejorada de alguna forma. La relación que pueda tener este acontecimiento con el gran salto del paleolítico superior es una cuestión especulativa, por supuesto. Pero no está fuera del abanico de posibilidades que aquel suceso genético y evolutivo contribuyera a la evolución cultural".
“Los resultados de Lahn recuerdan, en otra escala temporal, a los que obtuvo en mayo pasado un equipo de la Universidad de Harvard encabezado por David Reich. En aquel estudio se demostraba que la separación entre humanos y chimpancés no fue un episodio ocurrido hace siete millones de años, sino una era que se inició hace 11 millones, se prolongó al menos durante cuatro millones más y se vio puntuada por infrecuentes pero esenciales encuentros sexuales entre las dos especies, que han dejado grandes huellas en nuestro genoma. ¿Es lícito este paralelismo?
"Sí", responde Lahn, "lo que hemos encontrado puede verse realmente como un plano de detalle temporal del trabajo de David Reich sobre humanos y chimpancés. Tal vez la hibridación entre distintas especies haya sido más la norma que la excepción durante la evolución de los homínidos".
Sólo el 75% de los humanos actuales llevan el gen neandertal. ¿Se distinguen en algo medible de los demás? "Estamos buscando diferencias en alguna función cerebral, pero no tenemos resultados concluyentes".”
Más:
- La Nación (Argentina, traducción de The New York Times)
Más en inglés:
- Comunicado de prensa del Instituto Howard Hughes
Comentarios
El tema es que se estudiaron a sólo 89 individuos, ¿alcanza?
En respuesta a tus preguntas, ellos mismos no saben explicar qué ventajas adaptativas otorgaría ese gen, para haber sido adoptado de forma tan "rapida", es algo que está por determinarse, pero que la tiene, es algo seguro, sino no habría sobrevivido.
Ahora lo de que sea de orígen neandertal es una suposición como cualquier otra, también podría haber sido un descendiente de Homo erectus en China.