El parto de las mujeres del Homo heidelbergensis, hace medio millón de años, era menos doloroso que los partos actuales, pero las madres necesitaban para la gestación y lactancia el doble de calorías que las demandadas hoy para lo mismo.
Así lo ha explicado a Efe Ana Mateos Cachorro, directora de la línea de investigación del grupo de paleofisiología y sociobiología de homínidos del Centro Nacional de Investigación de Evolución Humana, quien desarrolla sus trabajos en la Sierra de Atapuerca.
El parto en el pleistoceno medio y en la actualidad era similar: rotacional y de nueve meses, sin embargo en aquella época "eran muchos más holgados", porque, entre otras cosas, la pelvis de las mujeres de entonces era más anchas que la de las mujeres de hoy.
Para ser madre gestante y lactante, las mujeres de hace medio millón de años necesitaban entre 3.300 y 3.500 calorías para lo primero, y entre 3.600 y 3.700 calorías para lo segundo, lo que se debe a que esa especie era mucho más robusta que los humanos de hoy.
Además, el período de lactancia duraba entre tres y cuatro años, lo que se ha descubierto a partir del esmalte de los dientes, según ha declarado Mateos, quien ha sido invitada a dar una charla por el Instituto Tomás Pascual Sanz, que cumple su segundo aniversario.
Estas son algunas de las conclusiones de los trabajos a partir de fósiles humanos de Atapuerca de esta investigadora, quien ha dicho que éstos pueden ser testigos de nuestro pasado alimenticio.
"Somos lo que somos a nivel de organismo y ser humano, con grandes cerebros, bípedos pensantes, porque hemos ido adaptándonos fisiológica y anatómicamente durante millones de años, y eso está en función de la calidad de la dieta", ha remachado esta científica.
La alimentación es, por tanto, una de las claves para entender nuestro pasado, presente y futuro, según Mateos, quien ha manifestado que, por ejemplo, "la pérdida del tercer molar -de la dentadura- es una clara prueba de que hemos cambiado la dieta. Los terceros molares van desapareciendo y quizás, en el futuro, nuestra cara sea menos proyectada hacia adelante", ha detallado.
Para Mateos, el futuro como especie pasa por un consumo más responsable y racional de los recursos existentes. "En el pasado los homínidos vivían en equilibrio con el ecosistema, con los recursos que tenían a su disposición; hoy la situación de los recursos está muy en conflicto", ha opinado.
Esta investigadora y su grupo de trabajo desarrollan dos líneas de investigación: conocer "cuánto cuesta" ser madre gestante y lactante en el pleistoceno a partir de los fósiles de la Sierra de Atapuerca, y el crecimiento y desarrollo de las especies.
Según ha indicado Mateos, en Atapuerca se han encontrado restos del Homo antecesor, de hace 900.000 años, y del Homo heidelbergensis, de hace medio millón de años, muy corpulentos. Son de esas dos especies de las que este grupo está estudiando cómo ha ido cambiando la lactancia y otros aspectos.
Sobre la línea de investigación del crecimiento y el desarrollo, Mateos ha afirmado que no siempre han existido las fases de crecimiento "tan marcadas" como las que conocemos ahora -infancia, niñez, adolescencia, juventud, etc.- y ha concretado que la esperanza de vida de los Homo heidelbergensis no superaba los 40 años.
Mateos es doctora de Prehistoria por la Universidad de Salamanca y miembro del grupo de investigación de excelencia sobre evolución humana en Europa que dirige José María Bermúdez de Castro.
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