Ir al contenido principal

Los Paranthropus boisei preferían alimentos suaves, no duros como se creía

El Paranthropus boisei es un homínido que se caracteriza por tener dientes duros, con el esmalte bien grueso, un cráneo y mandíbula robustos, lo que infiere músculos faciales y craneales poderosos preparados para una masticación fuerte. Esta morfología especial siempre se creyó que era una adaptación por comer alimentos duros, como semillas, etc. Pero un nuevo estudio de sus dientes, llegó a la conclusión de que no comían alimentos duros.

"Es más bien como si hubiera comido gelatina", dijo a EFE Peter Ungar, del William Fullbright College of Arts and Sciences de Arkansas (EEUU), autor del estudio junto con colegas de las universidades de Cambridge (Reino Unido), Stony Brook y Johns Hopkins. El estudio fue publicado en el PLoS ONE.

“Esto contradice todo lo que se ha dicho durante el último medio siglo”, sigue Ungar. Según él rasgos como la mandíbula y los dientes reflejan la evolución de los homínidos para adaptarse a los alimentos disponibles en caso de escasez, pero no su dieta real. “Debemos ser muy cuidadosos cuando estudiamos la anatomía, porque revela lo que un ser era capaz de comer, pero no lo que de hecho comía. Las marcas en la dentadura son las que indican cuál era la dieta y son necesarios ambos datos para comprender la evolución”.

En el artículo los autores cuentan que analizaron la textura del esmalte dental de siete especimenes de P. boisei, lo hicieron a un nivel microscópico que les permitió constatar que no hay marcas de desgaste fuerte, sino leve, lo que sugiere que ninguno de los individuos estudiados consumió alimentos duros, sino una dieta más parecida a la de los animales comedores de frutas de la actualidad.

“La aparente discrepancia entre las marcas microscópicas de uso y la funcionalidad anatómica es consistente con la idea de que el P. boisei, presenta un ejemplo hominino de la paradoja de Liem, en la cual una morfología no refleja necesariamente una dieta especializada”, dicen los autores en el estudio. Carl Liem había descrito esta paradoja para casos en peces, en los cuales sólo consumían alimentos, para los cuales se habían adaptado especialmente, en casos de escasez.

“Si se da a un gorila la posibilidad de elegir entre una fruta dulce o una hoja, siempre escogerá la fruta, aunque sus dientes afilados están adaptados para consumir hojas duras. No comen hojas a menos que no tengan más remedio”, afirmó Ungar a Efe. Y esta comparación con los gorilas, no es ociosa, ya que como vimos hace unos meses aquí, los boisei solían tener harenes como los gorilas.

En 2006 ya habíamos visto aquí un estudio de láser en los dientes de los boisei que aclaraba que su dieta no era tan especializada como se creía, pero este estudio fue más lejos al evidenciar que siete individuos boisei consumieron alimentos blandos una buena cantidad de tiempo antes de su muerte.

Más en inglés en Scientific American y NSF

Referencia

Ungar PS, Grine FE, Teaford MF (2008) Dental Microwear and Diet of the Plio-Pleistocene Hominin Paranthropus boisei. PLoS ONE 3(4): e2044. doi:10.1371/journal.pone.0002044

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cómo el hueso hioides cambió nuestra historia

Un pequeño hueso con forma de herradura suspendido en los músculos del cuello cambió la historia del género humano . Se trata del hueso hioides , único hueso del cuerpo que no está conectado a otro, es el responsable del lenguaje hablado, descubierto tan sólo en los Homo sapiens y en los neandertales . Otros animales tienen versiones del hueso hioides, pero sólo los humanos lo tenemos ubicado en la posición ideal para que pueda trabajar al unísono con la laringe y la lengua y así permitirnos ser los únicos animales habladores con vida. Si no fuese así todavía estaríamos gruñendo como nuestros primos los chimpancés. Se cree que el género humano tiene la capacidad de hablar, de forma similar a como lo hacemos hoy en día, desde hace 300 mil años, según aportan datos de huesos hioides fosilizados. Pero no es sólo ese huesito el responsable del habla, sino que para la misma época otro cambio anatómico nos dio las bases del habla, y eso es cuando la laringe bajó. En los niñ

MIS OIS, Los estadios isotópicos marinos

Los estadios isotópicos marinos o MIS por su nombre en inglés, marine isotope stages , son períodos alternativos de frío y calor en el paleoclima de la Tierra. Anteriormente eran llamados OIS ( oxygen isotope stages ). Sirven para deducir la temperatura y el clima del mundo en un determinado período del pasado, utilizando para ello los datos de los isótopos de oxígeno tomados de muestras de fondo marino, suficientemente profundas y grandes como para ver los estratos. Cada estadio es un período de más o menos temperatura medidos en decenas de miles de años, o cientos de miles o incluso millones. Un estudio completo de estos estadios isotópicos revelan el avance y retroceso de los hielos durante las últimas glaciaciones , y el aumento o disminución del mar. Así se pueden unir a glaciaciones o a períodos intermedios entre las glaciaciones. Estos ciclos se ven alimentados también por las muestras de hielos antiguos, de polen antiguo, etc. Cada estadio isotópico representa un

Los primeros pobladores de América serían originarios del sur de China

  Un nuevo estudio indicaría que los asiáticos que se lanzaron a cruzar hacia América serían originarios del sudoeste de China. Se trata del análisis de ADN de unos restos humanos, de hace 14.000 años, que tiene vínculos con el ADN de los pueblos originarios de América.   El Poblamiento de América ha sido motivo de debate desde el mismísimo momento en que europeos y americanos se conocieron por primera vez hace más de 500 años. El debate se centra hoy en día en cómo y cuándo llegaron. No existen dudas en la comunidad científica de que sus primeros pobladores llegaron desde Asia, y que lo hicieron a través del estrecho de Bering, que separa Asia de América, que en aquellos tiempos era un gran territorio emergido conocido como Beringia, ya que los niveles del mar eran mucho más bajos. Este nuevo estudio, publicado en Current Biology , podría aportar información sobre cómo fue el derrotero de esos primeros pobladores, o al menos de alguna de las oleadas que formaron a los pueblos