Por suerte pudimos ir más lejos que la mala nota de agencia que distribuyó EFE, gracias al autor Rolando González-José, con quien pudimos entablar una comunicación vía email y nos hizo llegar el paper, raíz de ello es este artículo.
Los científicos involucrados en el estudio fuero dirigidos por Rolando Gómez-José que trabaja en
El objetivo principal de los autores fue analizar una estructura morfológica compleja como lo es el cráneo homínido, utilizando características continuas y en módulos como punto de entrada para realizar una reconstrucción de la historia evolutiva o filogenética de nuestro género Homo y de nuestra familia Hominidae.
Dicen los autores que los análisis filogenéticos, en particular el método más utilizado, la cladística, tradicionalmente requiere mucha características diferenciadas, “como por ejemplo la ausencia del tercer molar, esmalte delgado versus esmalte grueso en los dientes, y así”, para poder reconstruir un árbol que refleje la relación evolutiva entre un grupo de organismos. “Sin embargo”, dicen los autores, “muchas características de la estructura craniofacial no se comportan de este modo: muchas de ellas son continuas más que diferenciadas. La forma del cráneo es un claro ejemplo de una estructura altamente integrada, cuya morfología no puede ser completamente dividida en unidades diferenciadas. Nuestro estudio es un intento de reconstruir la filogenia de un grupo dado, los homínidos, luego de utilizar rasgos continuos”.
Para el estudio, los autores trabajaron con muestras recientes avanzadas de integración morfológica del cráneo de primates, en combinación con morfométrica geométrica, el método más poderoso a la hora de capturar y analizar cambios de forma. También utilizaron algoritmos diseñados para estudiar los rasgos continuos en el marco de la cladística. Se ciñeron al análisis cladístico de sólo cuatro regiones del cráneo que reflejan una hipótesis de modularidad, que es que nos da una idea de cuatro regiones evolucionado en cierto modo de forma independiente.
El análisis se realizó en base a 20 cráneos de nuestra especie, también de gorilas y chimpancés, de Australopithecus afarensis y A. africanus, Paranthropus boisei, P. robustus, P. Aethiopicus, Homo habilis, Homo erectus, Homo ergaster, Homo heidelbergensis, y Homo neanderthalensis.
“Hemos digitalizado gran cantidad de puntos de referencia craneofaciales en cada cráneo para así recobrar la forma de cuatro rasgos modular”, dicen los autores. Esos rasgos son la curvatura de la base craneal, la retracción facial, la globularidad neurocraneal y el aparato masticatorio.
Uno de los resultados más interesantes de este nuevo método y del estudio, es que los neandertales forman un grupo único, monofilético, con los Homo heidelbergensis europeos. O sea que no son de la misma especie que el Homo sapiens, ya que estos no están emparentados con el heidelbergensis. Los sapiens se retrotraen a especies más antiguas como Homo ergaster y Homo erectus.
Otro resultado interesante es el de ubicar al Homo habilis como la raíz de nuestro género Homo, y no al Homo rudolfensis, como se venía diciendo. Los autores dicen que “Homo rudolfensis muestra una posición más derivada en el árbol filogenético, compartidas con otros miembros posteriores del género”. El H. rudolfensis presenta un rostro más retraído que el del habilis, diferencias que lo ubican en una posición evolutiva posterior.
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