El canibalismo de los neandertales ha sido un tema de debate durante muchos años, los casos emblemáticos son los de Moula-Guercy, en Francia y Krapina, en Croacia; también están El Sidrón, España y con el caso más antiguo de Atapuerca, también en España. Pero un nuevo estudio sobre Krapina, arroja por tierra la posibilidad de que los restos hayan sido canibalizados.
Últimamente sólo se habla de canibalismo cultural, o sea un ritual mortuorio. Pero un nuevo estudio publicado en Quartär por Jörg Orschiedt (2008), trae un poco más de luz sobre el caso de Krapina (gracias Julien por el abstract en inglés).
Ya en otro artículo hablamos sobre el yacimiento de Krapina, allí hay hay 884 fragmentos fósiles que se cree pertenecen a 75 individuos. El estado fragmentario, dice Orschiedt, ha sido considerado prueba del canibalismo neandertal.
Muchos papers se han escrito sobre este tema, y que han hablado de canibalismo por hambre, simples enterramientos, o canibalismo ritual.
Orschiedt ha reexaminado el material en busca de un orden, y de una mirada más precisa a los patrones de quiebre de los huesos y de las marcas de corte de los huesos.
“La revisión del inventario humano”, dice Orschiedt, “muestra que ciertos elementos óseos como los faciales, la base del cráneo, manos y pies, no existen o los hay en muy poca cantidad”.
La investigación también probó que el patrón de quiebre de los huesos no fue causado por actividad humana, o sea los neandertales no tuvieron nada que ver. Orschiedt pudo descubrir que la rotura de los huesos se debe más a una presión de los sedimentos, y particularmente a la caída de rocas en la cueva, o a la actividad de animales carnívoros.
En este último caso es bastante clara la actividad y son visibles las marcas de los dientes en fragmentos largos, e incluso en uno de los cráneos.
Cualquier detalle sobre las marcas de corte de supuestas herramientas líticas son un problema, dice Orschiedt, ya que los restos han sido cubiertos con goma laca. “Así que análisis por micrsoscopio de barrido electrónico no arrojó resultados significativos”, dice en el artículo.
Pero así y todo el estudio de las marcas revela serias dudas sobre su naturaleza. “La investigación macroscópica, sin embargo, muestra que las marcas no son consistentes con respecto a la orientación y localización común de marcas relacionadas con la desarticulación o desmebramiento. Las marcas de corte relacionadas con ese tipo de actividad generalmente se ven en áreas donde se acopla el músculo o en las articulaciones. Muchas marcas muestran evidencia de un origen reciente”.
Y sigue Orschiedt “la evidencia más llamativa para este descubrimiento es una larga astilla de un hueso largo de la diáfisis. Las marcas de corte de ese fragmento hasta cortan la F escrita sobre el hueso (que se refiere a que es un femur)”. O sea… fueron hechas por arqueólogos sin querer o a propósito, recordemos que el yacimiento fue descubierto en el siglo XIX.
“Sólo en dos casos” sigue Orschiedt, “se puede admitir la posibilidad de que haya marcas de corte sobre dos escápulas que estén relacionadas con actividades de desmembramiento. El bien conocido cráneo 3 exhibe posibles marcas de corte en el hueso frontal, que puede indicar la remoción de la piel. Sin embargo la posición y el pequeño tamaño de las marcas no son suficiente para probar la actividad. Un comportamiento ritual puede ser la explicación”.
O sea, que de los 884 huesos, tan sólo unos pocos tienen marcas que tal vez podrían ser interpretadas como un desollado ritual.
Referencia
Orschiedt, J. 2008. Der Fall Krapina – Neue Ergebnisse zur Frage von Kannibalismus beim Neandertaler. Quartär 55:63-81. (with English abstract).
Comentarios
Estupendo post, como siempre.