El nacimiento de un bebé en los humanos modernos es complicado, bastante más que en otros primates. Los neonatos humanos tienen el mismo tamaño que el canal de parto, lo que hace que el pasaje sea dificultoso, y doloroso. El bebé tiene que realizar una serie de rotaciones para poder sortear ese canal. Ahora, gracias a una simulación por computadora, se pudo descubrir que en los neandertales no era muy diferente, y que una mujer neandertal, podría haber dado a luz a un niño sapiens del mismo modo que una humana moderna.
Rastrear la evolución del parto en los homínidos es difícil, ya que los huesos de la pelvis son rara mente fosilizados, o al menos aparecen poco en el registro fósil. Estos huesos son los que forman el margen del canal de parto, y a penas si se cuenta con tres pelvis femeninas en todo el registro fósil de nuestro pasado evolutivo. Y todos son de homínidos muy antiguos.
Timothy D. Weaver, de la Universidad de California, y Jean-Jacques Hublin, del Instituto de Antropología Evolutiva Max Planck de Leipsig, Alemania, han publicado un estudio en PNAS, en el que presentan una reconstrucción virtual de una pelvis de una mujer neandertal descubierta en Tabun, Israel.
Y la reconstrucción muestra que el nacimiento de los neandertales era tan dificultoso como en los humanos de hoy en día. Pero la forma del canal es diferente, que hace pensar en un mecanismo de nacimiento distinto.
Lo que han descubierto, también, es que en los neandertales no hay diferencia de sexo en la forma de la pelvis, o sea mujeres y hombres tienen la misma forma pélvica, algo que no sucede en los sapiens de hoy en día.
“Aparentemente ha ocurrido un cambio significativo en el parto tarde en la evolución humana, durante los últimos cientos de miles de años”, dicen los autores. “Un cambio tan tardío subraya la unicidad del parto humano y las trayectorias evolutivas divergentes de los neandertales y el linaje que llevó a los humanos de hoy en día”.
Los autores dicen que en los humanos la pelvis femenina se haya angostado, recurriendo a una adaptación al medio, más que al parto en sí. “La necesidad de disipar el calor al vivir cerca del ecuador llevó al angostamiento de la pelvis en el linaje humano de África central”, dicen los autores en el estudio.
Esto, combinado con una adaptación biomecánica, “obligó una expansión transversal de la apertura pélvica en el linaje humano. En contraste, los neandertales tendían a vivir en climas fríos, donde un cuerpo ancho era ventajoso para la termoregulación, así que mantener un patrón primitivo de canales de salida transversalmente amplios no habría interferido con su adaptación al clima”.
Así los autores concluyen que la pelvis humana, menos ancha que la neandertal, es una adaptación a los climas cálidos, ya hace unos 100 mil años en África. En el ancestro común de neandertales y sapiens, la pelvis era ancha, pero los sapiens vieron una reducción de esta anchura en favor de una adaptación a clima cálido, mientras que los neandertales al no necesitar reducir, no cambiaron su pelvis.
Pero cuando los sapiens comenzaron a emigrar, hacia otros continentes y climas más fríos, la anchura de su pelvis se incrementó, pero no al grado de volver a desarrollar una pelvis como la de los neandertales.
Pero si bien la anchura en la pelvis de estas dos especies es diferente, y los mecanismos de parto seguramente también lo eran, el área total de la pelvis de la reconstrucción es similar a la de las mujeres sapiens. “Esto sugiere”, dicen los autores, “que los neonatos humanos podrían haber pasado por el canal de parto de Tabun. Esto tal vez no sea sorpresivo, ya que los neandertales tenían un tamaño neonatal y una dimensión cerebral adulta similar que los sapiens”.
La diferencia, es que en la pelvis humana actual el niño debe rotar para poder salir, mientras que en la neandertal no.
Resumiendo, los autores concluyen que si bien la forma de la pelvis sapiens y neandertal era diferente, una más ancha que la otra, la superficie era similar, como pueden ver en la imagen de abajo. Por ende, una mujer neandertal podía dar a luz a un niño sapiens, y una mujer sapiens a un niño neandertal, sin problemas.
Esto echaría por tierra una teoría que decía que no se podía dar un cruce entre ambas especies, porque las mujeres neandertales morirían en el parto, por ser diferentes las dimensiones de los niños y de las pelvis. Algo que hoy en día ya se ha descartado.
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