Algo que hoy en día no valoramos mucho, el poder sentir sabores amargos, en otros tiempos nos podía salvar la vida, ya que es casi indicativo de que algo es venenoso o dañino. Un misterio evolutivo es que algunos humanos nacen con un defecto genético que le impide poder sentir estos sabores, ahora gracias a un estudio de Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España también sabemos que les sucedía a algunos neandertales.
Dentro del estudio del genoma neandertal, que ya ha dado frutos como la eva mitocondrial neandertal o el conocimiento de los subgrupos sanguíneos, los investigadores del CSIC han logrado analizar un fragmento del gen TAS2R38, el responsable de codificar la percepción de la amargura en los humanos modernos. Pero este gen perteneció a un neandertal descubierto en el yacimiento español de El Sidrón.
“Hemos visto que este individuo tenía la variante causante de la no percepción del sabor amargo en una copia del gen, pero no en la otra. A efectos prácticos, esto significa que era capaz de notar el gusto amargo, pero menos”, dijo Carles Lalueza Fox, investigador responsable del estudio. O sea que necesitaría comer o tomar mucho más de esa sustancia para darse cuenta, algo que podría ser fatal.
“Esto implica, además”, sigue Lalueza Fox, en comunicación con Mundo Neandertal, “que la variante no gustadora del gen TAS2R38 ya estaba presente en los Neandertales y que por tanto habría algunos que, tal como ocurre con los humanos modernos, no notarían el gusto amargo ni siquiera en grandes cantidades.”
“La existencia de individuos que no perciben el sabor amargo es un misterio desde el punto de vista evolutivo. Quizás podría explicarse por algún efecto selectivo que confiriera a los no gustadores alguna ventaja, como poder detectar algún otro compuesto todavía no identificado, pero aún no lo sabemos”, explica Lalueza, que trabaja en el Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra).
Todo esto no quiere decir que neandertales y sapiens compartieran este gen, y por ende habría ocurrido algún entrecruzamiento, ya que el gen amargo neandertal es diferente.
Se cree que este problema de no sentir el gusto amargo ha evolucionado al menos dos veces, ya que los chimpancés actuales tienen el mismo gen, pero modificado.
Se cree que el tiempo de divergencia para los dos tipos de gen TAS2R38 parecidos, presentes en sapiens y neandertales, es de hace unos 1,5 millones de años, aunque con un largo margen de error, dicen los autores en el artículo publicado en Biology Letters.
O sea que el gen que tenemos nosotros y tuvieron los neandertales, habría aparecido en el género homo antes de que las dos especies se separasen.
Referencia
Carles Lalueza-Fox, Elena Gigli, Marco de la Rasilla, Javier Fortea, Antonio Rosas. (2009). Bitter-taste perception in Neandertals through the analysis of TAS2R38 gene. Biology Letters.
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