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¿Por qué tenemos tantos colores de cabello?

¿Por qué el ser humano tiene tantos colores de pelo? Negro, marrón, amarillo, rojo. Parecerá baladí la gran cantidad de colores que se pueden ver en las cabelleras, pero sin embargo se trata de uno de los rompecabezas más fascinantes de la evolución humana. Y aunque suene extraño, nos acerca al pavo real.

No hablamos de la infinita variedad de tonalidades de tinturas que se pueden ver en la góndola del supermercado para teñirse el cabello, sino el color que traemos de fábrica. Si nos retrotraemos a nuestra historia evolutiva, un único color nos caracteriza, y es el negro.

Nuestro género humano evolucionó en África desde hace unos 2 millones de años, y nuestra propia especie, el Homo sapiens, tiene “apenas” unos 200 mil años. A lo largo de toda esa historia evolutiva el color del pelo no cambió nunca, fue siempre negro, como lo sigue siendo en los pueblos del África al sur del Sahara con raíces más antiguas y no tan mezcladas. Pero en una única región del planeta las cabezas se vuelve un arcoíris de colores que van del negro al amarillo casi blanco, pasando por infinidad de tonalidades, incluido el rojo.

Esa región es Europa, colonizada por nuestra especie hace unos 40 mil años, con Homo sapiens de piel oscura y cabello negro provenientes de África. Parecerá mucho 40 mil años, pero para la evolución es un suspiro. Por lo que se transforma en un misterio el cómo y por qué en tan poco tiempo, y sólo en esa región, la evolución favoreció tal variedad de colores de cabello. Al parecer esta diversidad se debe a la proliferación de una versión del gen MC1R. Pero si bien esto responde el cómo, no el porqué o el para qué. Y como si fuera poco, le agregamos otro enigma: la variedad de colores es mayor en mujeres que en hombres.

Cabello evolutivo

 Cabe aclarar que cualquier enigma en biología se resuelve a la luz de la evolución. Evolución implica cambios, y el principal motor de esos cambios es la selección de los más idóneos para que una especie dada esté mejor adaptada al ambiente en el que vive. En este caso, algunos antropólogos, como la experta en evolución del color de piel, Nina Jablonski, creen que podría tratarse de un efecto secundario del cambio hacia una piel más clara de las poblaciones humanas de las regiones nórdicas del planeta.

Pero, para desentrañar este enigma evolutivo lo primero que tenemos que saber es que todas las personas cuentan con dos copias de cada uno de sus genes –una proveniente de su madre y otra de su padre–, que aunque son muy parecidas, tienen algunas diferencias aleatorias. Cuando creamos esperma u óvulos, en los genes se producen algunos cambios accidentales en el copiado del genoma llamados mutaciones, que se heredan.

Hace poco tiempo se descubrió que, cuando le pasamos nuestro genoma a la nueva generación, le transmitimos un promedio de 60 nuevas mutaciones. Es decir, 60 cambios en los 3200 millones de pares de bases de ADN que componen nuestro genoma. Parece poco, pero esas mutaciones genéticas se van acumulando con cada generación y, de vez en cuando, alguna hace que un gen modifique un determinado rasgo que le permite a una población estar mejor adaptada (no, no piensen en cosas tan interesantes como las cuchillas retráctiles de Wolverine, o alguna otra de los X-Men, sino en algo más mundano, como poder tolerar la leche de vaca).

Cuando esto ocurre, ese gen se expande a toda la población. Así es como actúa la selección natural, el motor principal de la evolución de las especies. Volviendo al cabello, Jablonski cree que la variedad de colores se debería a una relajación de la selección natural, que dejó de favorecer el pigmento negro en estas poblaciones norteñas. Es que colorear la piel y el pelo puede parecer algo simple, pero lo cierto es que en la síntesis y distribución de la melanina, el pigmento negro encargado de realizar el trabajo, actúan 25 genes diferentes.

El color negro de la piel lo necesitábamos como un protector contra el sol tropical, en nuestra África natal. Ese sistema tuvo que dar marcha atrás cuando los humanos se expandieron por ecosistemas en los que necesitaban que pasara más luz solar, para sintetizar vitamina D. Así fue como los colonos humanos de Europa y Asia se volvieron más claros en el color de piel.

Selección sexual

A la luz de la genética, se ha podido descubrir que la piel y el cabello humanos siguieron siendo oscuros tras la llegada de nuestra especie a Europa hace unos 40 mil años. Diferentes estudios, como uno de Beleza y colegas de 2013, ubican el cambio entre 19 y 11 mil años atrás, otro de Canfield y colegas de 2014, entre 19.200 y 7 mil años atrás. Pero esta relajación de la selección natural no podría haber producido tanta variedad en tan poco tiempo.

Podrá parecerles mucho 10.000 años, pero lo cierto es que es muy poco para que la selección natural actúe. La otra posible explicación es que el motor de la evolución haya sido la selección sexual, que suele ocurrir cuando el mercado para conseguir pareja se encuentra saturado por alguno de los sexos, muchos hombres y pocas mujeres, o lo contrario.

Al haber tanta competencia entre los miembros del sexo más numeroso, la mejor estrategia es favorecerse los rasgos más vistosos. Una forma de captar la atención del ojo son los colores poco comunes, y si son brillantes, mejor, permanecen más en la memoria. Para que no nos creamos tan especiales, esto está súper visto en otras especies.
Piensen, ¿qué animal es el que les viene a la memoria como el que más llama la atención de su pareja? Espero que hayan pensado en el pavo real macho, y su increíblemente colorido plumaje. Ya les había tirado la punta al inicio de la nota.

Pelos de todos los colores


Si es suficientemente fuerte, la selección sexual, puede generar el arcoíris de colores del cabello europeo en poco tiempo. Si aparece un nuevo y vistoso color en una población dada, por medio de las mutaciones de las que hablamos antes, será el más elegido, y a lo largo del tiempo se irá expandiendo por la población.

Pero, claro, con el tiempo dejará de ser novedoso. El equilibrio durará hasta que aparezca otra mutación con un color vistoso y poco común. Así es cómo se genera una variedad amplia de colores, con el menos común, dentro de los vistosos, como el más elegido. Aunque parezca un tanto raro esto, es muy común en la naturaleza. Podemos verlo entre diversas especies de lagartijas, peces e insectos.

Así es que investigadores como Harding y Peter Frost creen que la preferencia por colores novedosos, junto con una selección sexual fuerte, podría haber causado la diversidad de colores del cabello europeo. Pero aquí tenemos que volver a convocar al detective evolutivo, ya que si los europeos ancestrales ganaron esa variedad de colores a través de la selección sexual, algo debería haber reducido la cantidad de hombres o de mujeres. Y ese algo, según la paleoantropología, sería el clima.

Este desbalance suele aparecer si alguno de los sexos se aparea más seguido que el otro, o si alguno de los dos tiene más riesgo de muerte. Entre los mamíferos suelen ser los machos los que se aparean con mayor frecuencia, ya que pueden volver al mercado de parejas más rápido que las hembras. Ellas, en cambio, permanecen alejadas durante el embarazo, la lactancia y a veces durante la crianza de su progenie.

En los humanos, este último período se prolongó por la larga infancia que tenemos. En casi todos los otros animales con tal variedad de colores, el que lleva los más vistosos suele ser el macho, pero para sumar misterios a desentrañar, entre nosotros son las mujeres las agraciadas. No sólo cuentan con una mayor variedad, sino también con más frecuencia de rubias y pelirrojas.

Arcoíris helado

Nuestro detective evolutivo debe trasladarse a las frías estepas del norte de Europa para seguir desentrañando el misterio, ya que la razón de que la variedad se vea entre los pueblos europeos, y principalmente entre los nórdicos, son los climas inhóspitos de esos ambientes que actualmente se reducen a países como Suecia, Noruega y Finlandia.

Pero claro, hasta hace unos 10 mil años atrás, la temperatura mundial era mucho más fría, y casi toda Europa tenía un clima similar al que hoy disfrutan los países nórdicos. En climas inhóspitos como los que prevalecían en la Europa de hace más de diez mil años, la caza tendía a ser casi el único medio de conseguir alimentos, y esta se volvía más riesgosa.

Así es que la mortalidad masculina era mayor, y las mujeres se volvían mayoría, por lo que tenían que destacarse, y qué mejor forma que hacerlo llamando la atención con colores vistosos y llamativos en sus cabellos largos.

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