En Atapuerca han descubierto dos huesos hioides preneandertales de hace 530 mil años, según presentan en un artículo en prensa del Journal of Human Evolution.
Aquí ya habíamos discutido el habla neandertal y los huesos hioides. Estos nuevos descubrimientos aportarían pruebas de que el habla neandertal no difería de la del Homo sapiens, un debate caliente y que parece no terminar nunca, como el de su desaparición.
Los huesos hioides encontrados en la Sima de los Huesos, en Atapuerca (España), son prácticamente idénticos a los nuestros, tanto en tamaño como en forma. Ya de por sí es una gran noticia el hallazgo de estos dos hioides, dado que estos pequeños y frágiles huesos apenas se encuentran en los yacimientos.
El hioides es responsable de la mayoría de los movimientos de la lengua y de la laringe que no sólo actúa al tragar, sino que impiden que los alimentos sólidos o líquidos entren en la tráquea y el animal se ahogue. Pero además, explica Martínez en El País, "los movimientos de la lengua y la laringe están implicados en una función exclusivamente humana: el habla".
El equipo de Atapuerta los analizó y estudió, y comparó con otros estudios que habían realizado sobre huesos del oído interno que descubrieron en el mismo sitio.
Hasta ahora, dice Ignacio Martínez, que dirige, junto con Juan Luis Arsuaga, el equipo que ha descubierto y analizado los huesos, sólo se habían encontrado otros tres hioides de homínidos en el mundo: uno de hace 60.000 años (Kebara 2), otro de 40.000 (hallado en Asturias) y un tercero de Australopitecus de hace unos 3,3 millones de años (Dikika), muy parecido al hueso correspondiente del chimpancé.
Y el estudio de estos dos huesos de Atapuerca ha descubierto que no son en nada parecidos a los de chimpancé y el del Australopithecus de Dikika. Y han sido comparados con los especimenes Kebara 2 y SDR-034 de neandertal. “Los resultados”, dicen los autores del estudio, “muestran que el grado de variación métrica y anatómica de la muestra fósil era similar en magnitud a los humanos modernos. La morfología moderna del hioides estaba presente al menos hace 530 mil años y parece representar una característica derivada compartida entre los linajes evolutivos de humanos modernos y neandertales desde su último ancestro común”.
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