Investigadores de la Universidad de Granada, España, han logrado identificar cómo era el clima al momento de la desaparición de los últimos neandertales de la Península Ibérica. Se había vuelto árido y muy inestable.
Hace 100 mil años el Hombre de Neandertal habitaba toda Europa, pero hace 30 mil años ya no hay ni un rastro de ellos, lo que se llama la extinción neandertal. ¿Qué les ocurrió? Esta es la pregunta de la paleoantropología. ¿Por qué desaparecieron? ¿Fue por los Homo sapiens que llegaron hace unos 45 mil años a Europa? ¿Acaso lucharon con estos por el nicho ecológico y parecieron?
Tal vez los sapiens llegaron en un momento en que los neandertales estaban debilitados por un cambio en el clima para el cual todavía no se habían adaptado, y los sapiens sí, ya que provenían del medio oriente y de África. ¿Fue eso? ¿O también al ser pocos fueron absorbidos genéticamente dentro de la población sapiens?
El grupo de investigación Mineralogía y Geoquímica de los Ambientes Sedimentario y Metamórfico de la Universidad de Granada reveló que el clima pudo haber tenido un componente importante en la extinción de los neandertales.
Para realizar este estudio, los investigadores utilizaron testigos de barro del fondo marino, que presentan distintas capas que van recogiendo la información climática a lo largo del tiempo. En función de la variación del clima, ya sea más húmedo o seco, los sedimentos que se van depositando en el fondo marino son distintos.
Cuando se recuperan esas muestras se estudia a alta resolución cada centímetro. Para ello, se utiliza un espectrómetro de fluorescencia de rayos X, que permite datar y conocer la edad del sedimento en cada momento, lo que hace posible la reconstrucción climática.
Posteriormente, y basándose en indicadores geoquímicos y paleontológicos, se han reconstruido las temperaturas superficiales, la oxigenación del fondo marino y la productividad que había en la columna de agua del mar.
Esto ha permitido a los investigadores determinar el clima que había en el rango de tiempo que va de hace 50.000 años hasta la actualidad.
La comparación de esos valores de los indicadores con los trabajos de otros autores previos y con los datos de ocupación de los yacimientos en el sur de la Península Ibérica han determinado que, en los momentos de alta aridez e inestabilidad climática, se observaba una menor ocupación en las cuevas.
En el proyecto han colaborado distintos especialistas de las universidades de Stanford y Toronto, la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología Marina-Terrestre y el Museo de Gibraltar, lo que ha hecho posible la utilización de las últimas tecnologías en cuanto a análisis de alta resolución de sedimentos marinos.
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